sábado, 19 de septiembre de 2009

Intro/Dance of the Knights

Sí, ahí estaba enfrente de mi, con la sonrisa que se practica durante toda una vida, la que se usa cuando se le solicita a uno una foto. Con el pelo lustroso y recogido, con la petulancia que siempre le caracterizaba, con la dentadura perfecta, resultado sin duda de muchas horas y esfuerzos invertidos en ella.

Y entonces supe que tenía que escribir, después de todo, nunca había escrito y estaba en una época de mi vida en que queria hacer cosas que nunca había hecho. Tenía la ventaja de que realmente había hecho muy pocas cosas, así que casi cualquier cosa que me decidiera hacer entraba dentro de la categoría de "cosas que nunca había hecho". Además siendo tan joven, o al menos luciendo joven (e ingenuo), me resultaba natural el proceso de descubrir tantas y tantas actividades y cosas que anteriormente había pasado de largo.

Pero bueno, retomando, entré como si no quisiera, y no quería en verdad. Al final entré, pero sólo para verla, ya cuando la ví, me sentí desdichado de mí mismo. Ya no quería verla, me producia un sentimiento de impotencia de vivir, mirando en retrospectiva, trataba de convencerme de que realmente no fué importante, y honestamente nunca lo fué, ni yo para ella, lamentablemente, ni ella para mí, afortunadamente.

Asimismo, tuve la idea de ver noticias, cosa que fué mala idea. Las noticias sólo empeoraron el estado de suceptibilidad en que me encontraba. Me pregunto acerca de mis convicciones, y me doy cuenta que desconozco la mayoría de ellas, actuó como la mayoría, por costumbre, aunque me gusta engañarme y fantasear que tengo control acerca de lo que decido.

En fin, decía, que tenía que escribir. Había estado leyendo todo el día, y llegué a pensar que escribir era una de las cosas más fáciles que uno puede hacer, incluso para "ganarse la vida", después de todo, lo que se necesita para hacerlo es algo que todos tenemos, y la mayoría de las veces, no importa mucho como se escriba, es más importante escoger un tema. Lo que indudablemente lleva a pensar que el escritor y el escrito son lo menos importante de escribir, aunque pareciera lo contrario, lo importante de todo esto es el lector. ¿No? A lo que tengo que decir, que tenía que escribir porque había leído, no porque quería decir algo como pudiera pensarse, y el proceso que me llevó a descubrirlo es intrincoso, como penosamente intenté explicarlo anteriormente.

Reflexioné al verla tan segura de sí misma, tan resuelta en su pueril comportamiento, ¿no tendría ninguna duda? pensé, al menos más respuestas que preguntas definitivamente, sobretodo si consideramos que no había preguntas en realidad. Sin duda la vanidad es cabrona, pensé. En ese momento me descubrí maldiciendo la felicidad ajena, y pensé que seguramente se trataba de un sentimiento de envidia, pero se disolvió demasiado rápido como para tenerlo en cuenta más adelante. Yo tendría que lidiar con mis propios sentimentos y como no me place para nada estar discutiendo, supongo que terminaré librandome de cualquier sentimiento que intente guardar.